Marc aprendió a caminar con un balón a lado

“Intercups es la plataforma que sirve para poder hacer realidad este sueño”

El destino quería que Marc tuviera de amigo a un balón. Nació en año mundialista (2006).

Aún usaba pañal, pero ahí estaba pegándole a una pelota. Era el jugador más pequeño de edad y de estatura en su primer equipo. Cuando se ponía el uniforme “no se le miraban las piernas, ya que las calcetas llegaban más arriba de lo que estaba el short. Era muy curioso verlo vestido así, con su banda en la cabeza, a lo Diego Forlán, quien fue uno de sus primeros ídolos”, cuenta Marco Castillo, padre de Marc, también conocido como Marqui.

Con 16 años de edad, Marc comenzó su aventura en el futbol a los tres años. Su primer equipo se llamó Carioca Futbol, un equipo del profesor Paulo Ederson, brasileño, quien, en 2012, regresó a su país, lo que provocó que Marqui llorara por su partida, recuerda su padre. “Era especial para Marc, pues Ederson fue el único profe que le dio chance en su club cuando el aún no había alcanzado los cuatro años”, agrega.

Marc Castillo nació en San Ramón, California, cerca de San Francisco, y tiene doble nacionalidad. Hoy tiene 16 años, y casi siempre juega de 8 o 6, en la mitad de la cancha.

“Agradezco a Dios tener un hijo como él, es una bendición”, dice Marco, quien agrega que estará “ahí para lo que se ocupe: felicitarlo o darle su palmadita de consuelo, y hacerle sentir que todo lo que hace nos da gusto: nos entretiene más que ver a los grandes profesionales”.

“Siempre ha sido así, desde pequeño: sus movimientos, sus jugadas, su forma de ver el juego, y no ser un jugador controvertido ni grosero”, remarca y añade que “nunca ha sido expulsado, es muy limpio, justo y noble para jugar”.

Esas aptitudes y actitudes de Marc hicieron que Intercups le echara ojo y lo seleccionara para representar a México en la gira nórdica de la Academia.

“Los primeros dos torneos los vimos casa, cada uno de sus juegos. No nos perdimos nada de sus partidos, ya fuera de madrugada o muy temprano; mi esposa, mamá de Marqui, Tanya Riggs, y mi hija, Dominique Castillo, de 18 años, y yo, teníamos la rutina de hacer el café, prender el celular y conectarlo a la pantalla grande. Y ahí, como todos unos profesionales, así mirábamos los partidos, con una cobertura visual, con la narración emotiva; en conjunto, era una experiencia verlos y oír de ellos, sus nuevos sobrenombres, apodos, anécdotas, etc., pero lo más importante y emocionante es ver sus pases, defensa, tiros, jugadas, goles, atajadas…”.

“Ya después, para el tercer torneo, la Copa Helsinki, ya habíamos llegado (a Finlandia). Vivimos con ellos en persona cada partido. A veces, mucho que celebrar y a veces no. Después estuvimos en la Gothia Cup, en Suecia, otra experiencia de un torneo muy grande, el más grande en el que he estado en mi vida. Y sí, triunfos y no triunfos… pero siempre entendiendo y apoyando cualquier resultado”, destaca.

Marco reconoce la labor de Intercups en la formación de los chicos: “No sería posible para Marqui o para otros niños y niñas ni para nosotros vivir esta experiencia deportiva. Intercups es la plataforma que sirve para poder hacer realidad este sueño de participar en lo que más les gusta, representando a su querido México, ya que, al fin y al cabo, Intercups es un pedazo de México. Sus integrantes, sus ideas, sus costumbres, su forma de jugar, sus cantos, sus porras, lo que han hecho por tantos años”.

“Destacamos de Intercups su labor de organización y capacidad profesional para hacer realidad este tipo de eventos. Un reconocimiento a su director general, Emilio Herrera, así como a Don Agus, que lo considero el gran pilar de Intercups, sin dejar de mencionar al profe Agustín Herrera, quien, sin duda, es un elemento necesario para completar el cuadro de los cimientos de Intercups”, remarca el padre de Marc, quien también agradece a otros colaboradores, como la doctora Jessica, y los profes Omar, Saúl, Luis, Giovani, Roy, Martín “y los demás que no conozco en persona, pero siempre con el gran trabajo de liderazgo de Emilio”, asegura.

Marqui la pasa bien, disfruta jugar, pero también goza la responsabilidad, pues apenas llegó su familia a acompañarlo a Finlandia, lo primero que dijo fue: “Estoy pasándola muy bien, jugando futbol y conviviendo con nuevos y viejos amigos”.

Pese al tiempo invertido, los gastos y el apoyo incondicional, Marco no ve que se hagan “grandes sacrificios. Obvio, llevadas a entrenar, algunos gastos, tiempo, quizás andas a las carreras antes de salir por algún torneo, o al regresar después de una gira de entrenamientos, torneos o giras, pero todo eso es ganancia para nosotros, ya que lo vivimos en familia y así hemos viajado a muchas partes de México, Estados Unidos, el Caribe y Europa”.

Por si fuera poco, además de Marc, también acompañan a Dominique, su hija, quien también practica futbol “y ahora estamos con el equipo femenil de Intercups en la gira nórdica, y esta semana es de Dana Cup, en Dinamarca”.

Finalmente, además del balón, Marqui tiene deseos de estudiar, “no sabemos exactamente qué, pero sus expectativas en su vida siempre son y serán superar su situación y buscar ser feliz con lo que decida hacer como trabajo”.

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