Emmanuel Luo vio a la muerte de frente, pero eso no lo ha detenido

“Chiquito, flaco y chino, pero con mucha disciplina, huevos y responsabilidad”, ya jugó y anotó en Europa

Emmanuel Luo Ma nació en Chihuahua, México, el 23 de febrero de 2009, aunque hoy ya es chilango. Tiene 14 años y, justo a la mitad de su existencia, la vida lo marcó.

Pero empecemos por el inicio. Primero, cuando tenía sólo dos años, se fue a vivir a China con sus abuelos, aunque a los cinco se regresó a México, donde empezó a jugar futbol.

Poco después, a los siete, volvió a la tierra de su familia. Ahí vio a la muerte de frente: en un auto iban él, su hermana y su abuelo. Hubo un accidente y el mayor de los Luo falleció; Emmanuel y su hermana menor Iris sólo se desmayaron en la carretera. “Dios que les dio una segunda vida a Luo y a su hermana menor”, cuenta su padre, Alex Luo.

Con el paso del tiempo y tras el percance, la familia pensó que se quedarían a vivir en China, pero el futbol les gustó mucho, así como el ambiente que crea en México. Ante ello, Emmanuel, después de vivir una segunda oportunidad, pidió a su padre, entre lágrimas, regresar a México, porque tiene el sueño de ser profesional.

Su papá lo apoyó. Regresaron al país para seguir ese objetivo, aunque saben que será muy difícil; no obstante, “disfrutamos mucho cada día”.

Emmanuel es menudito físicamente; el accidente afectó su hormona de crecimiento. En la Gira Nórdica tenía que inyectarse medicamento todos los días. Cada que llegaba a una estancia nueva donde estaría al menos una semana, debía buscar un refrigerador para mantener en buen estado sus medicinas. Afortunadamente no será por siempre. En un año más ya no necesitará más inyecciones.

Con la historia de vida poco se ha hablado de Luo en el terreno de juego. Juega como delantero y ha sido el goleador de los equipos donde ha estado. También puede ser enganche o contención.

Emmanuel Luo/Foto: especial

A la par de ser futbolista, Emmanuel tiene otro objetivo: ser un famoso gamer. Pero no es todo, pues le gusta la música y de hecho toca la batería.

Y también ya puede decirle a todo el mundo que jugó en Europa y que marcó un gol en el Viejo Continente con Intercups. “Me sentí muy orgulloso de mí mismo y muy feliz”, señala el joven.

Ese momento de gloria personal en su vida tiene detrás mucha historia y revancha, no sólo por ese momento amargo en China cuando era muy pequeño. Él es consciente de que su familia da todo para que alcance lo más lejos: “Mis padres sacrifican muchas cosas para intentar cumplir mis sueños; gastan mucho dinero para mis inyecciones (hormonas de crecimiento), en la comida, en máquina de recuperación…”.

Quizá, parte del logro de Emmanuel para salir adelante es la receta que sigue. Él mismo se define así: “Chiquito, flaco y chino, pero con mucha disciplina, huevos y responsabilidad”. Y así, hasta ahora, ha hecho frente a todo, incluida la muerte. Emmanuel ya ganó en la vida.

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