Vive su primera temporada con el Puebla, donde suma casi 300 minutos
Sam ha disputado 278 minutos en la presente temporada en la Liga MX Femenil con el Puebla. En los siete juegos de La Franja en el torneo ha visto actividad en todos (cuatro de titular), y en cada partido lleva al borde del llanto a su mamá, que la mira orgullosa desde las gradas y con el recuerdo de la niña de cuatro años que soñaba con ser futbolista.

Samantha Marlén Martínez Morales empezó a jugar a los cuatro años y medio, y lo hizo como portera. Al no haber conjuntos de su edad “y menos femenil”, Sam ingresó a un equipo de niños de seis años.
“Nunca había jugado, pero estaban armando el equipo de niños y ella dijo que quería ser la portera, y nos sorprendimos mucho mi esposo, Víctor Martínez, y yo. A él le dio mucha emoción, pues él es portero, y enseguida le fue a comprar sus guantes y uniforme”, recuerda Rosario.

Años después, en otra posición, Samantha debutó el 11 de julio ante Pachuca en la primera división profesional femenil, donde su equipo cayó 3-0. Esa tarde “pasó algo curioso”. Sam y su mamá tuvieron una conexión: las dos recordaron, una en la cancha y otra de espectadora, cuando era portera de pequeñita y “yo me ponía atrás de la portería a darle instrucciones”.
Desde esos años, Rosario es la fan número 1 de su hija. “Eran muy emocionantes los partidos desde entonces, y a nosotros nos daba mucha emoción escuchar a la gente decir: ‘va a jugar la porterita, vamos a verla’”.

Hoy, ya como delantera, Samantha voltea hacia atrás y ve que los sacrificios no fueron en vano. “Desde que inició la Liga MX Femenil quiso ser parte de ella, pero prefirió la escuela. De hecho, fue a hacer pruebas al Cruz Azul y se quedó, pero le ofrecían poco y decidió seguir estudiando mercadotecnia”, cuenta Rosario.
“La buscaron mucho, pero no aceptó y fue buena decisión, pues ya tiene una carrera, viajó de intercambio a donde quiso y ganó la mayor presea en la escuela por el futbol. Siempre he dicho que mi hija tiene un angelote muy grande y logra lo que se propone”, remarca su mamá.
Sam “merecía jugar en primera división, es muy dedicada en todas sus cosas y ahí la lleva, poco a poco”, señala.
El impulsor del sueño fue su padre, quien “le metió mucho la idea de que ella iba a jugar en primera división porque era buena”.
El camino no fue fácil. En un país con una liga femenil profesional que va tomando forma, Samantha fue pionera desde antes, en los espacios que había para practicar el deporte. Jugó en Super Liga Femenil Futbol 7 y en la Liga Mayor Femenil, entre otras.

Tuvo que sacrificar tiempo de sueño y fiestas. “Muchos desvelos en la escuela cuando había torneos fuera y tenía que estudiar para exámenes o ponerse al corriente en apuntes. Dejar de ir a pasear con amigas cuando la invitaban o a fiestas”, cuenta su mamá, quien añade que, “para nosotros (como padres) no son sacrificios, para nosotros es un gusto enorme poder apoyar a nuestros hijos en lo que quieren y les gusta hacer”.
Todos esos sacrificios, picar piedra y luchar por ese sueño vieron la luz cuando, ya con una carrera en la mochila y con algo más de certeza en su vida, tuvo la oportunidad de llegar al Puebla.
“Mamá, por fin ya soy parte del equipo”, fueron las palabras de Sam al hablar con Rosario.
“Como dicen por ahí: si las cosas fueran fáciles, cualquiera las haría”, sostiene su madre, quien agrega que «sufriendo y batallando, se valoran más las cosas”.
Perseverante, trabajadora, disciplinada y talentosa, Samantha ya comienza a forjar su nombre en la Liga MX Femenil, donde los límites no son un problema, porque ya, por ahora, ha superado lo más complicado.

- Sergio Castro Bibriescahttps://www.vivesiete.com/author/sergio-castro-bibriesca/
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