Andrés, el Chinos apasionado que nació con un balón al pie

“Su vida gira en torno al futbol desde que tiene uso de consciencia”

Como una premonición, el Chinos y parte de la cultura escandinava cruzaron camino en la vida muy temprano. Hoy vive la Gira Nórdica, y su primer equipo en el que jugó fue Vikings.

A sus 13 años ha recorrido buena cantidad de millas por el mundo. Empezó cuando fue bebé. Andrés Rivera Mancilla nació en Los Ángeles, California, Estados Unidos, pero desde bebé vive en la Ciudad de México.

Desde esos años también vive el balompié. “Casi nació con un balón de futbol. Siempre ha jugado y nunca le ha interesado ningún otro deporte o actividad. Su vida gira en torno al balón desde que tiene uso de consciencia”, cuentan sus padres, Leonardo Rivera y Maricela Mancilla.

El Chinos es defensa central o también puede jugar en la media cancha. Está cerca de vivir dos finales con la Academia de Intercups en Europa. Ya jugó una, pero no pudo levantar el trofeo, aunque ya se lleva una medalla a casa. En Östersund, en la Storsjöcupen, podría, ahora sí, este fin de semana, ser campeón en el Viejo Continente, representando a México y a la Academia, con quien ya ha jugado más de cuatro años.

“Es un orgullo muy grande. Nos encanta el hecho de que viva otras culturas y estilos de vida fuera de México. Ver que está haciendo realidad su sueño de jugar casi como profesional es la dicha más grande para nosotros (mamá, papá y su hermano Mateo, quien es portero)”, platican sus padres.

Mateo y Andrés Rivera/Foto: especial

Algo que destacan de Andrés es su nobleza. Es una cualidad palpable a la distancia. También es alegre. Ríe, bromea y hace amigos. “Es una persona muy noble y no sólo juega para él, sino para su equipo. El futbol le ha dado mucho a Andrés: responsabilidad, amistades, equipo, entrega y pasión”.

Esa filosofía tiene una gran base en Intercups, la que ha sido su casa más de cuatro años. “Para mis hijos es una familia extendida (Mateo es portero de la categoría 2012). Los entrenadores son mentores y ejemplo a seguir. Sus compañeros son hermanos de batalla y los tiene presentes siempre. Por otro lado, Intercups es una academia que le permite vivir estas experiencias y eso lo valoramos mucho como papás, y él como jugador y apasionado del futbol”, sostienen Leonardo y Maricela.

Por la diferencia horaria, los papás y familiares de los jóvenes deben madrugar para verlos del otro lado del mundo. Eso ha sido parte del sacrificio que se hace en casa o, al menos, eso parece, porque, para los padres del Chinos, “hacer que este sueño se cumpla nunca será sacrificio para nosotros. Haremos siempre lo que sea por apoyarlo y para que crezca como persona. Ahora, a seguir ahorrando para darle exactamente las mismas oportunidades que a su hermano”.

Andrés tiene claro que quiere ser futbolista, pero sus papás lo impulsan a que haga una carrera universitaria “y está muy consciente de ello. Esperamos que, gracias al futbol, logre compaginar su pasión y consolidar sus estudios universitarios”.

Por lo pronto, ya ha sumado triunfos, derrotas, batallas (como la final de Piteå Summer Games), historias, hermanos y tendrá la oportunidad de la revancha y levantar un título en Europa, si la vida le regresa un poco de la sonrisa que Andrés le ha regalado.

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